La escuela de 25 de Agosto, Florida, había recibido unos meses antes una donación de 250 libros de cuentos nuevos. Esto fue muy significativo para una población de escasos recursos y una escuela que no tiene una biblioteca para los niños. Como dijo una maestra: "La mayoría de estos niños nunca tuvo un libro nuevo en sus manos".
Decidimos colaborar forrándolos para preservarlos y asegurar que las generaciones venideras los puedan disfrutar. Allí estábamos un grupo de Servas y algunos amigos, Héctor, Lucía, Berti, Nilda, Gloria, Estela, Gisela, Valentina, Dinorah y Virginia, quien lideró la tarea.
"...Y después de varios arreglos, por fin llegó el día en que emprendimos camino hacia 25 de Agosto, un pueblito precioso, chiquito, pero muy pintoresco. La gente de ahí, tanto la directora, como maestros y auxiliares, nos estaban esperando con entusiasmo y estaban muy atentos y serviciales en todo momento.
Con respecto a los libros, lo primero que se hizo fue limpiarlos , después Dinorah y Virginia nos mostraron como debía hacerse, para luego ponernos todos manos a la obra!
Nos ayudaron algunos niños, lo cual en principio era algo más grupal, pero después cada uno cumplía un rol: uno cortaba el papel, el otro iba pegando...
Más allá de lo bueno de ayudar y lo lindo que fue contribuir desde nuestro lugar con esa escuela, creo que para los propios alumnos fue una tarde diferente, donde se sintieron partícipes ayudando en la causa, en algo que les va a dejar la escuela... Así que por eso, más contenta me siento aún."
Al terminar, una profesora nos mostró el Liceo de 25 de Agosto, en una casa muy antigua renovada con criterios muy modernos. En el hall, la decoración hecha por los estudiantes, alusiva a las grullas - símbolo de paz en Japón - nos sorprendió por su estética actual y su concepto tan afín a Servas.
No podíamos volver sin recorrer el pueblo y su entorno apacible de parques y arroyo. Vean: ¡El tren llega aún a 25 de Agosto!
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